Hotaru es una sofisticada barra de sushi pensada para dar gusto a los más exigentes comensales.
El lugar, bastante compacto y semioculto en la planta baja de un nuevo edificio de oficinas de moderno diseño en la zona de Palmas – San Isidro, cuenta con una muy atractiva decoración que conjuga elementos tradicionales de la cultura japonesa con los cánones del diseño de interiores de actualidad. Prevalecen limpias superficies de granito y otros materiales nobles en color negro, así como elementos de diseño y mobiliario de fina madera, como la increíble barra donde sucede toda la acción. Si bien Hotaru cuenta con un pequeño comedor de tres o cuatro mesas, sus creadores esperan que esas mesas se utilicen únicamente para servir tragos a los visitantes que lleguen sin reservación en tanto esperan, o para casos de emergencia, y que la principal motivación de los visitantes sea vivir la experiencia multisensorial de sentarse a comer en la tradicional barra.
Una vez que tomamos nuestros lugares en la barra, nuestro itamae o maestro de sushi nos dio la bienvenida, y puso manos a la obra para deleitarnos con un inolvidable desfile de sabores y texturas. Para la ocasión, se diseñó un omakase de catorce deliciosos platillos de altísima calidad… un verdadero crescendo gastronómico que nos transportó al mismísimo Japón sin necesidad de levantarnos de la silla.
Todo comenzó con una sencilla ensalada fresca que cumplió a la perfección su cometido de preparar nuestro paladar y abrirnos el apetito. Tan pronto terminamos la ensalada, llegó una deliciosa almeja con salsa batayaki, un clásico de cocina fusión japonesa-hawaiana en el que mantequilla, soya, cebollín y cítricos se combinan para crear un sabor único. A continuación, llegó un espectacular sashimi con reducción de miso que confirmó que nuestras expectativas serían ampliamente superadas. Tras una breve pausa, gozamos de deliciosos nigiris preparados frente a nuestros ojos, uno por uno, con gran técnica y sincronía.
Es sorprendente cómo los itamae están perfectamente conscientes de que los invitados no sólo están en la barra para gozar de sus creaciones, sino también para disfrutar de una buena charla entre sí; el ritmo con el que los platillos son preparados y servidos es perfecto, y de ninguna forma interrumpe las conversaciones de los comensales. Salmón, atún albacore, lubina, chutoro con trufa, king crab, totoaba, wagyu con foie gras y anguila son, en orden de aparición, los ingredientes protagónicos de los nigiris que probamos en este omakase. Es difícil decir cuál de todos fue el mejor, ya que todos fueron preparados y presentados a la perfección; sin embargo, mis favoritos de la tarde fueron el de toro, el de wagyu y el de anguila.
Es importante mencionar que el equipo de meseros estuvo en todo momento muy al pendiente de que los invitados siempre tuvieran agua, cerveza, té verde y/o sake para acompañar los alimentos. Después de una segunda pausa, también breve, llegó un temaki de hamachi, salmón y robalo perfectamente aderezado y envuelto en un hermoso papel de arroz con ajonjolí negro… perfección pura como sólo los japoneses saben hacerlo. Como último plato antes del postre, probamos una deliciosa sopa miso que, además de ser un perfecto final para esta increíble experiencia, llenó nuestros corazones de alegría. El desenlace de la magnífica tarde fue un delicioso pastel de queso con macadamia, servido con salsa de caramelo y un par de palomitas de maíz caramelizadas.
Con independencia del inigualable sabor de los platillos que probamos, debo decir que uno de los elementos de esta grandiosa experiencia que más disfruté, fue ver cómo los itamae tenían a su alcance diversos utensilios, unos más coquetos y otros más utilitarios, para dar el toque perfecto a cada nigiri. Poderosos sopletes cuasi-industriales, hermosos pinceles de madera que parecen sacados del taller de un gran artista plástico, y elegantes palitos de acero de impecable manufactura intervinieron, de la experta y delicada mano de nuestro itamae, en la creación de todos y cada uno de nuestros platillos. Presenciar el minucioso proceso de preparación de los alimentos desde la barra es entender el sushi como arte; en verdad son poquísimos los lugares en México en donde se profesa tanto amor y dedicación por la gastronomía japonesa, y Hotaru es sin duda uno de ellos.
Dicho todo lo anterior, sólo me resta invitar a nuestros queridos lectores a que visiten el nuevo Hotaru Lomas, abierto al público a partir del 6 de mayo de 2019. Una reunión de trabajo cercana a la hora de la comida en la zona Palmas – San Isidro podría ser la excusa perfecta para visitar este gran lugar… por otro lado, lo cierto es que, con o sin pretexto, Hotaru Lomas es un destino obligatorio para todo amante de la comida. ¡Itadakimasu!
San Isidro 44. Lomas de Chapultepec, Ciudad de México.
Tel: (55) 6092-1068